La entrevista de hoy es singular. Hablamos con Fulgen Sútil Llona, responsable de Viveros Sustrai, un vivero pequeño y artesanal. Él considera que “esta crisis sanitaria nos emplaza a ver nuestras ciudades con los ojos de un niño.”
Lo suyo es algo más y mucho más que un vivero. No está dentro de los circuitos convencionales, realiza selección de plantas trabajando la biodiversidad, las cultiva “libres de venenos” y de forma artesanal. Realiza ferias, charlas, talleres y jardines con vecindad. Fulgen Sútil hace Jardinería Social y Sostenible, bebe de Francis Halle y cree que “Todo es diferente y medio mágico en las plantas”. Su trato es amable y cercano, tiene mucho sentido del humor, habla con sinceridad y con los pies y las manos en la tierra.
En AMJA queremos destacar la importancia de la profesión de la Jardinería en sus múltiples facetas y difundir la Jardinería como un concepto primordial para la vida en la ciudad. Con este programa YO SOY JARDINER@ queremos dar a conocer a hombres y mujeres jardineros, empresarios, científicos, técnicos, diseñadores, arboristas, expertos en riegos, botánicos, especialistas en plagas y enfermedades, consultores, viveristas… y poner en valor una profesión histórica que repercute enormemente en la salud de los ciudadanos.
YO SOY JARDINER@
FULGEN SÚTIL LLONA. Responsable de Viveros Sustrai Mintegiak.
¿Por qué es usted Jardinero?
De algo hay que trabajar y yo he tenido la suerte de dedicarme al viverismo, a conocer, multiplicar y cultivar planta. Así que jardinero, jardinero no soy. Creo que la jardinería es un terreno muy complejo y a mí me da mucho “yuyu” pensar siquiera que tengo que diseñar un espacio ajardinado, eso no significa que no me guste dar mi opinión sobre si poner esta o aquella planta cada vez que, los jardineros con los que trabajamos, nos dan ocasión.
En cualquier caso un vivero es una atalaya desde la que se ve la profesión y siendo algo tan atractivo es difícil no entrar a reflexionar sobre nuestro trabajo, sobre todo en la vertiente de la jardinería pública, la que podemos disfrutar todos. Así que gracias por la oportunidad de dar mi punto de vista.
Empecé multiplicando y cultivando planta autóctona: robles, encinas, arces, acebos, tejos, madroños. Navarra es un territorio muy rico en biodiversidad y paisaje, que recorríamos de arriba abajo para repoblaciones forestales y revegetaciones en carreteras, recuperación de canteras y vertederos, etc. Esto me llevó a conocer los paisajes que han sido y son una referencia para entender la jardinería. Ver la planta en su origen, verlas asociadas y observar lo que dan de sí esos conjuntos de plantas me abrió los ojos a la belleza de esos espacios y a entender la jardinería como una actividad netamente agraria, a través de la cual, de una manera u otra, se expresa la comunidad y manifiesta el tipo de relación que tiene con la Naturaleza.
Así que llegar a las vivaces y gramíneas y descubrir los jardines que, con esa planta se estaba haciendo, fue una revelación. Fue como los piratas cuando dan con el tesoro.
Cuando enfermamos vamos al médico. ¿Piensa que la sociedad en general es consciente de que las plantas aportan salud? ¿Hemos sabido explicar a la sociedad nuestra profesión?
Una de las labores con la que más disfrutamos en el vivero es precisamente la divulgación: talleres de multiplicación, diseño y construcción de jardines colaborativos, con vecinos y sobre todo vecinas, presentación de nuestras plantas, origen y virtudes.
Los vegetales son los grandes olvidados, la ignorancia sobre ellos empieza a ser preocupante. Estamos perdiendo la conexión con lo verde, con los misterios de las plantas y sin embargo siguen siendo el sostén de la humanidad, nos alimentan, nos calman, nos quitan dolores, nos visten, nos dan tranquilidad, en pocas palabras nos permiten ser más humanos.
Pienso que tenemos cada vez más necesidad de verde en nuestros cascos urbanos, precisamente para hacerlos más humanos que urbanos. Pensar el urbanismo hoy (por el cambio climático, por el Covid, por nosotros…) nos exige contar con los elementos verdes como piezas indispensables. Armar los barrios desde lo verde nos va a dar más espacio para las personas que, como hasta ahora, para los coches.
¿Por qué nos atraen las plantas?
!Hay tantas razones¡ Por decir algo, diría que por lo diferentes que son con respecto a los animales. Que cualquier planta medre sin dar un paso, sin movilidad es, para una cultura como la nuestra en donde el movimiento una especie de diosecillo, un misterio. Su capacidad de adaptación, de mutar todo lo necesario hasta adaptarse al sitio es fascinante. Su arsenal para la seducción por sus colores y olores es inmenso. Sus estrategias de reproducción casi infinitas. Todo es diferente y medio mágico en las plantas. Francis Halle tiene un libro estupendo, del que bebo, donde explica muy bien quienes son los vegetales: “Elogio de la planta. Por una nueva biología”.
Hablemos de usted. ¿Cómo ha sido su dedicación al viverismo?
De todo hay. Es una profesión absorbente y muy mal pagada. Por un lado multiplicar y cultivar plantas es un enganche. Acercarte a ver si ha florecido la fulanita o si los esquejes de la zutanita enraízan es un puntazo. Ver cómo vas desarrollando tu capacidad de observación y cuidados ha sido algo importante para mí.
Por otra parte llevar un vivero con diversidad y de maneras artesanales no ha sido una experiencia fácil. Hemos apostado por un modelo de vivero pequeño, de km 0, de cercanía, asentado en el lugar, con una dimensión social. Somos un agente activo en nuestra comarca: ferias, charlas, talleres, jardines con vecindad. No hemos querido trabajar para los grandes y entrar en los circuitos convencionales de Centros de jardinería. Esto nos ha permitido la selección de planta que cultivamos hoy rompiendo los moldes de la jardinería convencional.
Y hace unos cinco años comenzamos con la experiencia de hacer ventas online y presentar nuestras plantas en las redes.
Con la pandemia ha habido muchos cambios. ¿En qué cree que ha afectado a los jardines?
Ante situaciones de inseguridad parece que la naturaleza sigue siendo un refugio. En esa medida creo que la jardinería tiene que estar a la altura y ofrecer espacios de relax, de encuentro, que nos ayuden a vivir y caminar en la ciudad. Esta primavera pasada descubrimos la naturalización de nuestros céspedes. Esperemos que los servicios de jardinería hayan tomado nota y empecemos a ver otras maneras de gestionar las zonas ajardinadas, con más flores e insectos y menos césped.
El Covid es otra oportunidad para reconsiderar la gestión que se hace de la jardinería, si el cambio climático nos obliga a hacer las cosas con criterios de sostenibilidad, esta crisis sanitaria nos emplaza a ver nuestros cascos urbanos desde los ojos de un niño.
De pronto hay personas que quieren abandonar las ciudades y vivir en el campo, en los pueblos. ¿Abandonar las grandes ciudades es la solución?
No vamos a abandonar las ciudades, por eso no hay que preocuparse. Todo lo contrario, las zonas rurales siguen despoblándose aquí y en China. Faltan políticas que favorezcan la vuelta a la España vaciada, pero no en forma de segunda vivienda. En las zonas rurales necesitamos gente que viva y trabaje en el lugar, no vecinos de fin de semana.
Las ciudades deben adecuarse a las personas, hay que cambiar muchos clichés, primero despachar a los coches y a partir de ahí ver como soñamos nuestros entornos urbanos.
José Elías dijo que para que haya buenos jardines hacen falta buenos jardineros. ¿Qué pasa con la formación en Jardinería?
Un vivero es una especie de nodo por el que pasan jardineros-diseñadores y aficionados. La verdad es que el nivel que yo veo en los profesionales es el nivel básico que vemos en nuestra jardinería. Tampoco hace falta mucho para andar cortando el césped las ocho horas del día. Quizás en poda de arbolado se ha avanzado, somos más respetuosos y las evitamos si podemos.
Seguimos manejando muy poca planta a la hora de diseñar jardines. Nos tenemos que abrir a plantear jardines estables con diversidad de plantas que de alguna manera nos lleven a una capacitación más solvente. Pienso que el capítulo Plantas se trabaja muy poco, no se tienen en cuenta incorporaciones de plantas de los últimos 25 años que en otras partes del mundo están dando muy buenos resultados. Y no hay más que ver los jardines que en algunos lugares del mundo se vienen haciendo estos últimos años y el nivel de complejidad y belleza de las plantaciones.
Considerar la tierra y su manejo, enmiendas, labores, escardas, etc…, como algo básico también me parece importante, al fin y al cabo son quehaceres fundamentales y por mucho que queramos ahorrar en mano de obra, para que las plantaciones funcionen necesitamos jardineros capacitados que las acompañen.