Recuperación de plantas de cultivo para uso ornamental | Por Miguel Agulló | Ingeniero T. Agrícola | Presidente COITA Alicante
Fuente: Consejo General de Ingenieros Técnicos Agrícolas
La venta de olivos milenarios ha sido tachada de crimen arbóreo y patrimonial, y una lectura superficial invita a sumarse de manera rápida a esa visión. Pero, ¿qué tal si analizamos un poco la situación? Antes, esos árboles terminaban, en muchos casos, convertidos en leña. ¿Qué opción es mejor? Este análisis ofrece nuevas perspectivas.
¿Es tan deleznable la venta de olivos milenarios para ornamentación pública o privada?
La polémica surgió tras años de explotación de los olivos súper ejemplares, antes destinados a leña, por parte de viveristas y comerciantes de planta ornamental, que encontraron en estos ejemplares un medio de legal de negocio.
Para poder juzgar las actuaciones de las gentes, al menos en mi conciencia, han de ser escuchadas las partes intervinientes.
Muchas y variadas son las criticas destructivas que hemos recibido los que, de una u otra manera, nos hemos dedicado a esta actividad, tildada por los más puristas como “salvaje y de piratería en contra de nuestro patrimonio arbóreo”.
No quiero quitar la parte de razón que tienen, pero antes de iniciar un análisis más en profundidad, expondré un ejemplo acontecido con un árbol más singular, o tanto, en nuestras tierras y, sin lugar a dudas, mucho más escaso: la palmera datilera (Phoenix dactylifera).
Desde 1936, el arranque de palmeras en el término municipal de Elche está prohibido por una ley, actualmente en vigor.
Fue dictada para proteger la progresiva y rápida destrucción de huertos enteros de palmeras, debido al avance de las construcciones en el casco urbano de esta localidad alicantina, en la margen izquierda del río Vinalopó ya que la otra margen no estaba urbanizada y no tenía huertos al no disponer de riego del pantano de Elche ni de ninguna otra fuente, además de quedar mal comunicada con el centro de la ciudad.
Sí la palmera datilera no hubiese sido ‘expoliada’ (según algunos) en el campo de Elche para su empleo como excelente planta ornamental, seguramente hoy no habría palmeras plantadas en Elche, mucho menos tras la devastadora infestación por Picudo rojo (Rhynchosphorus ferrugineus Olivier, 1790) y, más tarde, por la acción de Paisandisia (Paysandisia archon -Burmeister, 1880-).
Al agricultor le suponía un gran esfuerzo mantener unas palmeras que detraían cuantiosos rendimientos en los cultivos y no le aportaban beneficio alguno. De hecho se enterraron, según estimaciones, más de cien mil unidades en todo el Campo de Elche, pues era más rentable su destrucción, haciéndolas desaparecer nocturnamente en zanjas, que su mantenimiento.
Cuando comenzó su comercialización, por los que algunos denominaban ‘piratas’, la palmera obtuvo un valor para el agricultor, los huertos se cuidaban y con el rendimiento obtenido y las nuevas perspectivas de negocio en la mente, comenzaron a plantarse viveros y márgenes de huertos con nuevas palmeras datileras, por esto hoy, en el Campo de Elche existen grandes cantidades de palmeras datileras, pese a que muchos por las dificultades de la normativa existente en Elche, prefirieron llevar sus cultivos de datileras fuera del término municipal ilicitano.
En el caso de las palmeras como en el de los olivos (Olea europea L. 1753) y acebuches (Olea europaea sylvestris), se está legislando y, a la vez, repitiendo los errores del pasado por parte de los que, con su mejor voluntad, pretenden proteger al arbolado.
¿Qué es preferible, que el árbol acabe convertido en leña o que un agricultor o viverista pueda vivir de su trabajo?
En ambos casos se habrá de diferenciar entre los ‘huertos urbanos’ de palmeras y las plantaciones en mitad del campo, con uso agrícola. Una consideración a tener muy en cuenta, las palmeras no son eternas, los olivos tampoco, el palmeral envejece y si no se renueva terminará como un erial, el elevado costo de mantenimiento ha de tener una recompensa económica o no es viable, el turismo en Elche parece que lo es.
Los olivos milenarios tienen la misma problemática que las palmeras ilicitanas, siempre que sean rentables de una u otra manera pervivirán y se abandonaran cuando pierdan su rentabilidad.
Los agricultores que ven mermados los rendimientos económicos de sus explotaciones y logran un capital con el que iniciar actividades nuevas, con mejores perspectivas, no dudan en vender sus olivos para realizar las transformaciones o limpiar la tierra para su venta.
Es total y absolutamente licita esta actividad comercial, más todavía, es mejor que el anterior destino de los olivos: calentar pucheros, calderas y chimeneas convertidos en leña.
Curiosamente, cuando grandes olivos eran destrozados y se perdían totalmente, nadie salió en su defensa, ecologistas y puristas ni veían ese destino.
Es cuando se convierte en un negocio para el agricultor y el viverista, cuando se mueven cifras de cierta importancia, cuando se han elevado los lamentos y las críticas, cuando todo está mal y hay que proteger algo, que no duden, si no aporta beneficios dejara de existir de una u otra manera.
Críticas por las podas severas de los árboles ornamentales
Por otro lado, las críticas respecto a las severas podas a las que se someten los árboles abundan por doquier. Han pensado en la supervivencia del árbol y en que por motivos tan diversos como el transporte y los costes de trasplante, económicamente, no existe la posibilidad de dar el tratamiento que todos preferimos, conservando plenamente la estructura del árbol, realizando cepellones del tamaño más próximo a la copa que sea posible con el terreno existente, pero, esto haría inviable la comercialización de un gran número de ejemplares, que, por otra parte, recuperan su estructura y su copa, no igual a la que poseían, pero si con esplendor y magnificencia para aportar una ornamentación única y vivir en mejores condiciones que ser leña o morir abandonado en el campo.
Resumiendo, las actividades económicas marcan el devenir de la humanidad desde hace muchos siglos, solamente por motivos muy especiales han de protegerse los bienes que así lo requieran, pero han de existir motivaciones particulares, la generalización lleva asociada la injusticia, unos han de pagar lo que los demás vamos a disfrutar.
Iniciativas y acciones como las adoptadas en Tarragona comercializando un aceite especial que procede de olivos milenarios, con su denominación de origen y su precio especial, que lo convierte en rentable, son más efectivas que las leyes proteccionistas y las prohibiciones que conllevan la ruina a muchas personas.
Muchas otras plantas cultivadas son salvadas de su destrucción año tras año, al rescatarlas para un grato destino: decorar y hacer felices a futuros observadores en jardines públicos y privados.
Higueras, algarrobos, cítricos, vides, parras, jinjoleros, granados, olivos de todos los tamaños y muchas otras especies agrícolas, se transforman en planta ornamental a través de un adecuado trasplante y su posterior recuperación en viveros especializados.
La humilde pretensión de estas palabras, es lograr una reflexión sobre todo lo inherente al mundo agrícola y al de los viveristas y jardineros que, únicamente, pretenden con su esfuerzo llevar la belleza natural al alcance de todos y poder vivir ejerciendo una actividad digna, creativa y altamente gratificante.