Desde el pasado día 22 de julio, en que se anunciaba en un diario sevillano la decisión de eliminar hasta catorce ejemplares de Washintonia robusta de la Sede del Parlamento andaluz en el “Hospital de las Cinco Llagas” en Sevilla, hasta en tres ocasiones hemos reivindicado de identifica forma y a los mismos Entes y Autoridades, la aclaración de una situación que entendíamos confusa y que con el devenir de los hechos, se ha convertido en farragosa innecesariamente.
Con una inquietud profesional y patrimonial que ha ido creciendo y que no ha abandonado la corrección e incluso la elegancia en el ruego de la información, se nos han ido apurando plazos con una objetivo inexplicable (ahora sí se entiende) y que una vez más viene a definir y a marcar los ámbitos de actuación de unos y otros. Y es que, qué duda cabe que la si cercanía en el trato, la profesionalidad y la pasión por el oficio no tendría por qué tener distintos interlocutores o reparto en lo que ha de ser sencillamente una buena cultura del jardín en todos sus ámbitos, lo ocurrido en este episodio nos devuelve a la triste realidad que vivimos en este gremio. En él, las grandes “marcas” polarizan y entienden incluso que han de marcar el biorritmo de la propia Administración, a veces como elefante en cacharrería y rozando lo esperpéntico. Por contra, las pymes, los autónomos, los sufridos profesionales que aguantan el temporal y con total decencia se disponen en su día a día por mantener una actividad de subsistencia incluso con la sub-contrata irreverente: la que marca precios, estipula y de postre, si se tercia, te amenaza, aguantan las migajas, los marrones (a alguien habrá que echarle la culpa) pero al final son quienes verdaderamente buscan en el trabajo, un razonamiento técnico, un sentido común y sobre todo respeto, mucho respeto por el árbol en este caso.
En ningún momento quisimos hacer juicio de una revelación periodística que contenía titulares de pandereta: “Las palmeras de la Cámara andaluza se eliminarán por su excesiva altura”, “ …ocho ejemplares de unos diez metros sustituirán a las 14 palmeras originales”, “…los encargados del mantenimiento de los jardines han tenido que retirar en varias ocasiones las ramas de más de dos metros desprendidas desde la copa ” “ … son un peligro debido a su longitud y por el riesgo que supone la caída de ramas desde 35 metros de altura” o esta última “… los problemas que presentan se deben a su edad y a un crecimiento extraordinario inducido por las buenas condiciones de mantenimiento”. Frases que envuelven inconcreciones, errores de bulto e incluso falsedades inducidas como es el caso de la altura de las palmeras entre otras “flores”. En fin allá el informador interesado y el escribidor desinformado… Nosotros a lo nuestro y que de principio ha supuesto, que las palmeras no se corten. ¿Se imaginan ustedes si el SEPRONA el lunes pasado en su visita se encuentra con las palmeras apeadas? ¡¡ Menudo lío!!
La ley hay que cumplirla, para eso está. En ello, no perdemos la oportunidad de felicitar y agradecer al SEPRONA por su agudeza y colaboración para que este caso en principio, no llegara a desastre. De igual forma, aplaudimos al compañero, que con valentía supo estar en profesional requiriendo un informe serio y riguroso antes de arrancar la motosierra, como además bien le caracteriza. Para él todo nuestro apoyo, que sabe tiene y desde más ámbitos. ¡¡Bravo!! Gran ejemplo a seguir.
¿Y ahora qué? Pues ahora toca que quienes de forma torticera y muy, muy torpe, nos han negado hasta tres veces…, muevan ficha y lo hagan simplemente desde el ámbito de la profesionalidad. Así se lo hemos requerido y hasta facilitado en la misiva de fecha de 14 de agosto, ahí es nada ya. Pero visto, lo visto, diremos que andábamos embarazados en la seguridad de que el informe que nunca llegó, sería una autentica amalgama de información en lo que respecta a la evaluación de los indicadores que habitualmente se consideran para calcular la probabilidad de generar un daño, como son la cuantificación de la diana, el tamaño del fallo y la probabilidad de que ese fallo se dé, aceptando por supuesto la tolerancia al riesgo que todos hemos de asumir y que habitualmente aceptamos en nuestra vida cotidiana. Además, estábamos seguros de que se habría realizado un plan de gestión del riesgo y todo ello, lo habría generado un técnico competente en biología arbórea y conocimientos en biomecánica, con Certificaciones Europeas en Arboricultura (ETT), (ETW) e ISA, que avalan esos estudios. ¡¡Lástima!! Y ya desembarazados, venimos a decir que una EVA o lo que es lo mismo, una evaluación visual de arbolado, que resulta que es lo que finalmente se ha realizado, no es por si sola una metodología idónea para el diagnóstico de defectos estructurales en palmeras, debido principalmente a dos razones, la primera es la ausencia de cambium, lo que implica que no existe una respuesta anatómica en el estípite, y la segunda , es que estos cambios implican alteraciones en la composición, modificando la densidad del estipe, y esto no es detectable mediante una valoración visual. Y finalmente deberíamos de tener en cuenta que no existe histórico de rotura de Washintonias.
Por lo tanto no nos parece lógico, prudente y sencillamente decente para un patrimonio vegetal, del caché del que hablamos, que es imagen, para colmo, de una Institución en la que se nos representa a todos los andaluces y que se integra en un espacio donde existe una declaración patrimonial de primer orden como es el BIC y a la que además habrán de acompañar una licencia municipal que es preceptiva y se les ha exigido por el SEPRONA, que no tienen y sobre la que los juzgados aún tienen que comenzar a trabajar.
Ahora más que nunca, estamos convencidos que el informe (dada la metodología utilizada) carece de criterios suficientes para proponer la tala de las palmeras según el plan anunciado, y a estas no se les caen ramas, se les caen en todo caso hojas que no se limpian con las rutinas y frecuencias necesarias y si finalmente existe alguna patología o déficit estructural que suscite temor, nada mejor que hacer un estudio y diagnóstico biomecánico serio, que estando firmado por un profesional, asuma sin el menor interés, la responsabilidad que su firma conlleva como profesional del árbol. Verdaderamente sencillo, seguro y hasta prudente con la que cae por Sevilla en lo relativo al árbol urbano.