Convertir el jardín de una urbanización con alto consumo de agua, en uno resiliente, autosostenible y hermoso, ha sido el reto de La Ninfa Jardines Vivos.
La Ninfa Jardines Vivos es una joven empresa malagueña que surge del deseo de convertir los espacios domésticos de los jardines en espacios naturalizados, imitando las condiciones que permiten a las plantas prosperar sin ayuda y en estado natural.
La Ninfa Jardines Vivos: Jardines que respiran vida.
“Entendemos el jardín como un pequeño ecosistema compuesto de flora, fauna y microorganismos que interactúan entre sí y que se «viste» con elementos arquitectónicos o paisajísticos tales como senderos, mobiliario, fuentes de agua, etc., que le añaden funcionalidad y permiten al ser humano interactuar con el jardín de manera controlada.”
Tan importante es en el jardín la planta que cultivamos como las bacterias del suelo que alimentan sus raíces, las orugas que se alimentan de sus hojas que después serán mariposas revoloteando, y los pájaros que vendrán a comérselas.
Una oportunidad tras el destrozo
En esta urbanización del Limonar, unas obras en el recinto habían destrozado el jardín. Los propietarios vieron la oportunidad de mejorar su resiliencia, ya que las restricciones de riego del año anterior habían afectado severamente. Les propusimos crear tres zonas diferenciadas. En la cochera, sustituir el césped de grama por una cobertura de Lippia, con riego por difusores. En el arriate que linda con la propiedad vecina, un riego por goteo, manteniendo la estructura básica de lo que quedaba del jardín y rellenando con suculentas para aumentar la cobertura de suelo. En el resto del jardín, un diseño de jardín ecológico sin riego, adaptado a las condiciones de muy baja insolación del terreno.
El lugar está mayormente sombreado por grandes árboles -plátanos de sombra y cipreses- e identificamos las zonas de mayor luminosidad con una media de 4 horas de sol al día. Pudimos observar varias plantas que no estaban contentas: Hibiscos con falta de luz y mucha bouganvilla con exceso de humedad y falta de luz, además de agapantos que no daban flores.


Preparación del terreno
Retiramos los escombros y labramos las zonas más extensas con motoazada, añadiendo tierra vegetal ya que la obra había dejado un desnivel entre el camino de cemento y la tierra.
Al arar, seguían saliendo escombros, quizás de obras anteriores.




Una rocalla improvisada
Durante el trabajo de limpieza, surgió la necesidad de bloquear el paso a los vehículos al interior del jardín, y ¿qué mejor forma de bloquear el paso que colocando una rocalla? Ahora sólo hay espacio para entrar con una carretilla.





Gravillas
Adelantando el diseño, instalamos varias bandas de gravilla junto a las paredes más sombrías, para prevenir humedades y facilitar el mantenimiento del edificio. También pusimos gravilla gris bajo las pesadas jardineras de la cochera, para reducir las malas hierbas, y permitir que destaque el color de la jardinera.






El Diseño
El objetivo principal era crear una Ninfa, un pequeño ecosistema autosostenible y resiliente, y a la vez agradable de observar para los vecinos. Buscamos una selección de especies que estuvieran adaptadas a las condiciones del jardín, y que cubrieran entre todas las funciones ecosistémicas, al mismo tiempo que mantuvieran vistosidad durante todo el año.
Para la estructura principal escogimos Rhamnus alaternus y Arbutus unedo, con soporte de Elaeagnus umbellata. En segundo nivel propusimos Ruscus aculeatus, Geranium sanguineum, Cistus salviifolius, Melica ciliata y Miscanthus sinensis. Y a nivel bajo, Carex comans y flores variadas como Hemerocallis, Centranthus roseus, Cyclamen hederifolium, Iris unguicularis y Limonium, además de un mix de semillas de pradera. Se rodea el conjunto con un seto bajo de Calamintha nepeta, Gaura rosea y pórticos de Myrtus communis.
Decidimos eliminar todas la bouganvillas, y trasplantar los hibiscos a zonas con mayor insolación. También trasplantar Aspidistras para formar una pantalla verde de fondo.
En la entrada de las cocheras, además de la lippia, añadimos un seto alto de Myrtus communis, y modificamos las jardineras para uniformar su aspecto, con cintas y gazanias.
En el arriate, buscamos recuperar el ritmo de la estructura con hibiscos cada dos metros, seguidos de dracaenas, y terminando con Viburnum tinus. Los huecos se rellenan con Crassula ovata, Sansevieria y Tradescantia pallida. A la salida del portal, se añadió un detalle con cactus y aeoniums, y otro con Zamioculcas.
Fue una gran satisfacción trabajar con el cliente, pues todas las críticas que hacía al diseño eran constructivas.






Plantación
Para Septiembre habían llegado casi todas las plantas, y para Octubre ya estaba todo plantado. Se utilizó el sistema de Filippi (huecos de riego generosos, plantas pequeñas, riegos muy espaciados e intensos). Además, incluimos cartelería para indicar que el jardín se va mantener con métodos ecológicos (acolchado con hojas trituradas, cero tóxicos, respeto a la fauna).








Arreglando macetas
Aunque no formaban parte del diseño ecosistémico, teníamos dos rosales que hacía falta quitar de las jardineras, y decidimos darles una oportunidad: En el punto focal del camino había un macetón roto con unas aspidistras. El macetón lo empleamos para dar un toque decorativo al jardín del fondo. En su lugar pusimos tres macetones de diferentes tamaños con los dos rosales y un Coprosma ‘chocolate’, más interesantes.



La plantilla
Nuestro equipo, en acción.





LA NINFA JARDINES VIVOS
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