Por José Manuel Pardo. Ingeniero T. Agrícola. Presidente COITA Málaga. Consejo de AMJA.
El confinamiento en España ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, que las ciudades tengan unos índices de contaminación del aire muy bajos, circunstancia que evita graves daños en nuestra salud, por lo que debemos reflexionar sobre cómo mantener esta excepcional calidad de aire en nuestras ciudades respecto al nuevo futuro.
Debemos ir hacia un futuro de mejor calidad de vida y en ello los espacios verdes son de vital importancia.
Es difícil comenzar un artículo sobre la visión del sector de la jardinería en España y abstraerse de la situación actual que vive nuestro país debido al estado de alerta por el Covid-19, la cual ha originado una situación excepcional y ha provocado un futuro incierto para todo el sector que interviene en el ámbito verde. Por eso aprovecho esta oportunidad para reconocer y agradecer el esfuerzo que está realizando la sociedad española para combatir esta pandemia.
El confinamiento en España ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, que las ciudades tengan unos índices de contaminación del aire muy bajos, circunstancia que evita graves daños en nuestra salud, por lo que debemos reflexionar sobre cómo mantener esta excepcional calidad de aire en nuestras ciudades respecto al nuevo futuro.
Espacio profesional. Lo que está por venir.
Hablar de jardinería hoy como cultura de espacios dotados con planta ornamental destinada a la simple contemplación u ornamento, es un concepto parco y poco coherente a los procesos y demandas sociales contemporáneos, es por ello que debemos hablar de Infraestructuras Verdes como concepto global que atiende mejor a todo lo que representa este sector en la actualidad.
Cuando la demografía mundial se presta a llegar de los 7.700 millones actuales a los 9.700 millones en 2050, el mundo se agrupa a vivir en franjas poblacionales cada vez más estrechas y vinculadas al cordón litoral. El caso español lleva a concentrar en el 30% del territorio al 90% de la población, o sea, entre el litoral y Madrid habitan más de 42 millones de personas, mientras que 4’6 millones lo hacen en el interior de la península. Esto como números que son, da cierto escalofrío, pero si a ello sumamos las necesidades que esta población asume, y además lo hacemos en momentos de crisis como el que atravesamos, caeremos pronto en la realidad sociosanitaria a la que nos enfrentamos y en la gravedad de la misma en cuanto a los parámetros ambientales que todo ello dispara.
En las últimas décadas se ha producido un cambio importante en la planificación y el desarrollo de la gestión de ecosistemas y del paisaje en Europa, debido en parte a la fragmentación de hábitats y ecosistemas, ya sea como consecuencia de procesos de destrucción de hábitats, de cambios de uso o de desarrollos urbanos e infraestructurales. De todo ello, dos de los mayores retos a los que se enfrenta la Humanidad, son detener la pérdida de biodiversidad y combatir el cambio climático. Ambos tienen un potencial impacto devastador en nuestro medio ambiente, nuestra salud y nuestra economía.
La comunicación, COM (2013) 249 final, de la Comisión Europea “La Infraestructura Verde, mejora del capital natural de Europa” ahonda en el interés de las soluciones de infraestructuras verdes en los entornos urbanos donde vive más del 60% de la población de la UE y donde la aportación de servicios de los ecosistemas es aún más necesaria, desde beneficios para la salud, para el fortalecimiento comunitario, beneficios físicos, psicológicos y emocionales; beneficios económicos y, en general, la mejora de la calidad de vida urbana.
Entre los beneficios del desarrollo de la Infraestructura Verde urbana (IVU) se destaca, además de servir a la conservación de la biodiversidad, contribuir a la permeabilización y corrección del efecto barrera y mitigar la desconexión que las ciudades y sus infraestructuras asociadas generan en los ecosistemas naturales periurbanos. Asimismo, por su repercusión sobre grandes grupos de población, es interesante potenciar las IVU en su dimensión de beneficios sociales en los núcleos urbanos. Finalmente, cabe considerar la IVU como mecanismo efectivo para la adaptación de las ciudades a los efectos del cambio climático, potenciando de esta forma los servicios ambientales en las ciudades.
Y es que como instrumento de servicios ecosistémicos contrastados y como una herramienta de ordenación territorial, la Infraestructura Verde se instaura en nuestra jerarquía urbanística en el objeto de llevar a buen puerto las demandas actuales y futuras en lo relativo a la calidad ambiental que las urbes han de contemplar.
En términos generales, la Infraestructura Verde se teje como una red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales de alta calidad, con otros elementos medioambientales, diseñada y gestionada para proporcionar un amplio abanico de servicios ecosistémicos y proteger la biodiversidad tanto de los asentamientos rurales como urbanos (UE, 2014).
Los elementos de infraestructura verde en las ciudades y pueblos aportan múltiples beneficios, incluyendo la mejora de la salud y el bienestar, proporcionar sombra, regulación térmica, un aire más puro y un agua de mejor calidad. Los servicios ecosistémicos tienen mucho protagonismo y existe un reconocimiento creciente de la relación entre el uso de los elementos de la infraestructura verde y la mejora de la salud y bienestar público. De la misma forma, los espacios periurbanos representan zonas de transición con los espacios más naturales o de explotación agroforestal, se trata de zonas de contacto y tensión entre elementos de diferentes ecosistemas, ecotonos, de especial importancia por funcionar como zonas tampón y donde existe un elevado número de bosques y parques periurbanos que proporcionan una gran cantidad de servicios a la población.
Todos los mecanismos que vienen a implementar la IVU son en gran medida procesos empresariales en los que ha venido transitando la empresa de jardinería tradicional, ahora ya inmersos en esta obligada transición mundial, la asunción municipal de esta nueva norma y su consignación económica, habrá de encontrar un brazo ejecutor más formado, más competente y comprometido con el nuevo tiempo. Las SBN (Soluciones Basadas en la Naturaleza) deben ser el prontuario del que se impregnen las empresas para generar espacios que los medios físicos soporten en futuro y ofreciendo una gran cartera de beneficios ecosistémicos. Esta estrategia, que se debate además en el tópico de la planta autóctona y la que no lo es, contempla una labor de estudio, discusión y divulgación importante, que entre todos los estamentos técnicos habrá que asumir en su debate, para un establecimiento vegetal que habrá de mirar incluso a otros continentes, en el fin de adquirir especies que vengan a dar respuesta a las exigencias que el cambio climático, nos depara según espacios físicos distintos.
Cifras hacia la transición
El tejido empresarial en España ha venido creciendo hasta este año rondando las 16.000 empresas inscritas en el epígrafe 831, en ellas cotizan en torno a 170.000 puestos de trabajo directos. Diseño, ejecución, mantenimiento, viverismo, arboricultura, maquinaria, abonos, riego, fitosanitarios, son actividades entre otras que desarrollan actividad y apoyan la misma para la administración pública por medio de grandes grupos empresariales mayoritariamente y por pymes u autónomos en el ámbito residencial, hostelero y comercial e industrial. Disciplinas como el manejo de pratenses deportivas o jardines verticales y cubiertas verdes, se resuelven en la actualidad como nichos de gran demanda y con una clara connotación tecnológica y de alta cualificación técnica.
El mantenimiento de los parques y jardines públicos alcanza un valor de 605 millones de euros, tras registrar un crecimiento del 1,7%. Esta cifra supuso cerca del 68% del mercado total, participación que en los dos últimos años registró una ligera tendencia a la baja, ante el mayor avance de la actividad contratada con clientes privados. El segmento de demanda privado supuso el 32% del mercado y estuvo favorecido en los dos últimos ejercicios por el buen comportamiento de la actividad económica, con un aumento del número de clientes y una mayor capacidad de gasto de los mismos. Así, los ingresos derivados de los contratos con clientes privados crecieron un 3,6% en 2019, situándose en 290 millones de euros.
La mayor parte de las empresas son de pequeño tamaño, de manera que del total de operadores (excluyendo personas físicas), el 80,6% contaba con menos de 10 empleados. Del 19,4% restante, solo el 7% contaba con 20 o más empleados. En el grupo de los principales operadores destaca la presencia de filiales de grupos constructores y grupos especializados en la prestación de servicios auxiliares a empresas. Los cinco primeros operadores del sector reunieron conjuntamente el 37% del volumen de negocio total en España en 2019, porcentaje que se situó en el 49% al considerar los diez primeros.
Más de 60.000.000 de metros cuadrados de espacios verdes públicos son cuidados por profesionales de la jardinería en España, esta fábrica de calidad de vida urbana y promoción de beneficiosos factores, se quedan en la urbe, donde más densidad poblacional y administrativa existe. Sin embargo, la jardinería residencial, industrial y turística, que se resuelve por tejido empresarial privado, suma con total prestancia muchas más superficie en su quehacer. Todo ello es suma para el gran colchón verde que sostiene a los pobladores españoles.
Jardinería y Covid-19
Inmersos aun en una pandemia sin precedentes y sin una cuantificación exacta sobre los daños ocasionados al tejido activo en números, con el resultado de la macroencuesta realizada por la Plataforma profesional del sector Guía Verde, asusta leer que el 64% de los encuestados teme por la supervivencia de su empresa. En el caso de los viveristas el porcentaje crece hasta un 80%.
Evidencia contrastable es que el viverismo de producción de planta vivaz, flor cortada y planta de temporada que tenía preparada entregas para la primavera temprana, ha perdido por la desconvocatoria de eventos y el confinamiento de personas y bienes decretado la totalidad de sus encargos y previsiones. Según varias y diferentes opiniones, la horquilla sobre el tiempo de recuperación está entre 6 meses y un año. Con ello, si así fuera a pesar del desgaste y el impacto emocional que conlleva, sería un esfuerzo titánico que vendría a demostrar la resiliencia del sector a pesar de todo.
El confinamiento en España ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, que las ciudades en la actualidad han mejorado muchísimos déficits ambientales previos a la crisis y que se arrastran de forma crónica. Estas perniciosas y cuantificadas mediciones, abundan en un diagnostico ambiental con numerosas alarmas, que tienen como diana al vecino y su salud. La reflexión serena y constructiva nos debe llevar a un futuro de mejor calidad de vida y en particular de la urbana que es hábitat de masiva concentración.