Si bien nuestros gobernantes actúan de forma global, localmente podemos contribuir a mejorar nuestras ciudades, nuestra salud y la del planeta.
Juan Manuel Ruiz Cobos. Presidente de Amja.
Esperaba, no sin escepticismo, que desde Glasgow se enviara al mundo un certificado riguroso de enmienda. Lamentablemente las sombras tiñeron de nuevo mi infantil esperanza. Está claro que la gobernanza global y su ombliguismo, no hacen más que evidenciar una ausencia total de liderazgo ecológico. Pero no todo van a ser malas noticias. Cambiando la escala y ciñéndonos al territorio nacional, creo que algunas cosas sí están cambiando a mejor.
Hace ya algunos años, AMJA trazó un sendero que, en lo posible, paliara las carencias de formación profesional que el sector viene evidenciando desde hace mucho tiempo. Fue un parto complejo, no ajeno a anécdotas y otros aconteceres dignos de grandes empresas, y a ello vengo a referirme en secuencia alegre, muy alegre por lo acontecido y por lo que conlleva.
Hace escasas dos semanas cuatro alumnos de arboricultura en AMJA se hacían con la certificación ETW, cetro de los trabajadores del árbol en Europa y la constatación de ser unos profesionales que aman al árbol urbano tanto, tanto, como para cuidarlo en su difícil secuencia vital. Y si esta fue una gran noticia y realidad para AMJA, que refuerza, aun más si cabe, nuestra acción.
Ayer sábado cuando meditaba sobre la torpeza humana en lo relativo a la grave situación ecológica que atravesamos, recibí cómo elixir la llamada de un buen amigo que me quiso hacer participe de la gran noticia de que se hace gestor del arbolado urbano de la mejor ciudad española para ello, la más verde, la más laureada por su verde, Vitoria. Y visto lo visto, la que más esta haciendo para la calidad de vida de sus vecinos. Desde ahora Alejando Ruiz Rolle, que nos ha formado a muchos de nosotros en ésta noble tarea del árbol urbano, pasará a ser el ingeniero técnico arborista de Vitoria. El arbolado de tan señera ciudad será ahora su denodada dedicación y quizás, por ello, lo perdamos como formador en Andalucía. Queda su cultura entre nosotros y sobre todo queda la inquietud que este soberbio equipo generado por Luis Alberto Díaz-Galiano ha consolidado para Andalucía. ¡Qué alegría más grande me ofreciste!
Y volviendo a la génesis de este escrito, contrarresto la torpeza con la inteligencia y la proactividad, me sitúo en la alegría de disfrutar de ciudades que se mueven en torno al verde, de la mano del árbol, que estructuran y concilian más que crear conflictos. Con agilidad y claridad meridiana hay ciudades andaluzas que, como Vitoria, comienzan a marcar un ritmo diferenciador que dará sus frutos.
Brindemos por ello, celebremos que somos cada vez más y posiblemente hasta mejores. Habremos de redoblar para desde lo local, intentar llegar a una COB27 donde verdaderamente se gobierne sin más bagajes, solo para la humanidad.