En agosto de 2022 la foto de Inés Manzano con una sombrilla traspasa fronteras porque quieren cortar un árbol en Triana.
Esta foto se hace viral y recorre todo el territorio nacional e incluso internacional: En Sevilla van a cortar el ficus de San Jacinto, un árbol emblemático. Ayer procedieron a eliminar los restos del ficus.
Pero recordemos la historia de este despropósito:
En 2018 el ficus sufre una poda brutal que deja al ejemplar con enormes riesgos de rotura de ramas.
En 2021 se produce un desgraciado accidente en el que una rama cae sobre hiriendo a varias personas, entre ellas a una señora, que vende cupones de la ONCE, a la que provoca graves lesiones.
En enero de 2022, los supuestamente propietarios del ficus deciden solicitar al Ayuntamiento de Sevilla una orden de apeo. Mantenerlo con los cuidados necesarios y con profesionales especializados supone un gasto que no admiten.
En junio de 2022, Amja solicita al Ayuntamiento de Sevilla informe técnico y autorización de Consejería de Cultura, sin obtener respuesta e intenta mediar para que la tala no se lleve a cabo, y también solicita a la Delegación de Cultura la paralización de la tala.
El 9 de agosto Amja solicita a la administración que sean los expertos en arboricultura quienes emitan informes sobre el arbolado urbano.
El 16 de junio se comienza la tala ante la protesta pacífica de algunos vecinos de Triana. Ese mismo día, el juzgado de lo Contencioso Administrativo número 9 de Sevilla declaró hábil el mes de agosto para que se tramitase la petición de suspensión de la licencia para la tala del ficus de San Jacinto solicitada tanto por la Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza (AMJA) como por la plataforma Ficus Vivo. Ese mismo día, el juzgado empezó a estudiar el recurso para suspender la licencia de la tala del ficus.
Decenas de vecinos y residentes de la ciudad, así como miles de ciudadanos de toda España, expresaron su malestar y organizaron protestas conjuntas tanto presenciales como a través de las redes sociales. Tres personas se subieron al ficus para impedir la poda, entre ellos Inés Manzano, con su sonrisa que despertó optimismo. Estos vecinos alegaron falta de transparencia, los conocidos servicios ecosistémicos prestados por el ficus, así como el apego histórico o que no se haya tenido en cuenta a la Gerencia de Urbanismo para otorgar el permiso.
El 17 de agosto, tras conocerse la decisión judicial de considerar detener la tala, esos mismos trabajos se aceleraron.
A primera hora del 18 de agosto, el Juzgado de lo contencioso-administrativo Nº9 de Sevilla dio orden de paralización de la tala del ficus. De forma inmediata, el ayuntamiento paralizó la tala, pero ya era tarde, el ficus estaba mutilado.
Se intenta acordar entre el Ayuntamiento de Sevilla, la Orden de los Dominicos y Amja, un acuerdo para salvar al ficus contando con profesionales del CSIC. No se lleva a cabo.
A partir de esto el ayuntamiento intenta salvar al ficus con medios propios, los vecinos y asociaciones vecinales resuelven regarlo y cuidarlo y parece que quiere vivir, emitiendo brotes, pero el final llega y el árbol muere.
Ayer cortaron los restos del árbol.
Así ocurrió y esto nos lleva a pensar lo siguiente:
- Las administraciones deben proteger el patrimonio arbóreo porque son esenciales en la vida de la ciudad.
- Los expertos y profesionales deben ser escuchados por las administraciones.
- La ciudadanía es fundamental para hacer ver a la administración lo que les importa.
