Terapia Urbana tiene edificaciones en 25 países, con jardines verticales, para fachadas o para interiores, diseñados y producidos desde Sevilla.
Fuente: Juan Luis Pavón. El Correo de Andalucía
Empezamos cuando hablar de jardines verticales en edificios era como predicar en el desierto. Ahora hay un mandato claro desde instituciones internacionales para intensificar la regeneración ambiental de las ciudades. Hemos avanzado poco a poco, y ha llegado el momento de escalar mucho más la generación de ingresos, siendo conscientes de que no somos una empresa de dar pelotazos”. Así se condensa, en palabras de Fernando Hidalgo, uno de sus cofundadores, el pasado, presente y futuro de la empresa Terapia Urbana, pyme sevillana cuyos diseños y modelos patentados de ajardinamiento y naturación para fachadas o interiores están presentes en 25 países. Sobre todo europeos pero también en otros continentes, como Australia y Canadá.
Es un equipo de siete profesionales, incluyendo a su flamante delegado comercial en Reino Unido, el país donde tienen más clientes. También son sevillanas las empresas que fabrican sus modelos, instalados en oficinas o tiendas de multinacionales como Facebook, Salesforce, Asics, Radisson, Amazon, Porsche, Jaguar Land Rover, entre otras. Y en enclaves singulares como el Aeropuerto de Zurich, un tramo de la M-30 de Madrid, el Edificio Tabacalera de Santander, o el Hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla, donde está desde el año 2012 el primero de gran formato que diseñaron.
Qué plantas se utilizan y cómo se cultivan
Sus diseños están basados en lo que se denomina sistema constructivo de fachada ventilada. “Le llamamos semihidropónico. Usamos plantas arbustivas o tapizantes de porte bajo o medio que no pueden tener un sistema radicular muy agresivo. La capacidad habitual del modelo básico es para 36 o 49 plantas que proceden de viveros. Se cultivan con tierra vegetal en un plano muy delgado. A la larga, en un circuito cerrado de riego, los nutrientes de esa tierra van a ir mermando y la planta necesita el aporte de otros nutrientes, por eso llevan una pequeña dosis de fertilizantes para mantener la subsistencia y salud de cada planta”, precisa Fernando Hidalgo.
Las plantas
La gama de plantas a utilizar es muy amplia, en función de la tipología del proyecto, del clima de la zona, de las condiciones de soleamiento o iluminación. Pueden incluir, por ejemplo, helecho, romero, tulbaghia, crotón, filodendro, cintas, y otras especies que se adaptan a disponerse en un sistema radicular confinado en el que el tamaño de la planta no crece excesivamente y no se convierte en un problema su mantenimiento.
La génesis de lo que ha llegado a ser Terapia Urbana comienza en los primeros pasos de Iván Gaviño y Fernando Hidalgo para fundar un estudio de arquitectura. “En el año 2008 coincidimos con un grupo de profesores de la Universidad de Sevilla que nos comentaron sus investigaciones para comparar diversos tipos de cultivos y plantear un sistema de jardín vertical. Era algo infrecuente por entonces, cuando Patrick Blanc era la referencia como pionero en la creación de esta tipología de jardines. Vimos que era una oportunidad, relacionada con el impacto positivo de ls cubiertas vegetales en las edificaciones urbanas, y nosotros estábamos enfocados hacia la sostenibilidad desde el ámbito de la consultoría de arquitectura e ingeniería”.
Aprendizajes y peripecias
Materializar esa perspectiva en un modelo de negocio viable y recurrente fue el fruto de años de aprendizajes, probaturas y vicisitudes. “Al principio, no sabíamos cómo estructurarlo empresarialmente. Nos pusimos las pilas para entenderlo, participamos en varios concursos de emprendimiento, estuvimos alojados en incubadoras de empresas, recibimos formaciones que nos ayudaron a evolucionar la idea inicial. Fue un itinerario a través de la Universidad de Sevilla, la EOI, Andalucía Emprende, el Centro de Recursos Empresariales Avanzados (CREA) del Ayuntamiento de Sevilla y la escuela de negocios de Fundación San Telmo”.
Una de las mayores tribulaciones que sufrieron en Terapia Urbana, al igual que les sucedió a otros muchos emprendedores como ellos, fue causada por el bloqueo judicial y político de Invercaria, sociedad de financiación de capital riesgo de la Junta de Andalucía, que les había seleccionado para apoyar sus primeros pasos en el mercado. Fernando Hidalgo recuerda que “no llegamos a cobrar la última parte de la ayuda, porque el escándalo que eclipsó Invercaria por algunas decisiones de sus dirigentes en la asignación de recursos, causó que pagáramos justos por pecadores, y a todos los emprendedores beneficiarios que nada teníamos que ver con esas posibles irregularidades nos fiscalizaron como si no hubiera un mañana”.
En Londres comenzó todo
Tras intentar generar su cartera de clientes sobre todo en el entorno cercano, “pero solo conseguíamos vender a cuentagotas a través de tiendas de decoración”, entendieron que su innovador sistema de jardín vertical compacto tenía demanda en países como el Reino Unido. “Con la agencia andaluza Extenda se orientó en 2012 nuestra primera estrategia de internacionalización. Nos facilitó que Iván y yo tuviéramos reuniones en Londres, Holanda y Bélgica. De ahí cuajó la relación con la empresa británica Scotscape, que nos ayudó a comercializar nuestra solución técnica, a estandarizar la producción, a tecnificar la instalación constructiva, y a conseguir la aceptación por parte de estudios de arquitectura, constructoras y promotoras”.
La semana pasada, tanto Iván Gaviño como Fernando Hidalgo han realizado webinarios vía internet para explicar cuestiones técnicas sobre el diseño de fachadas ajardinadas y sus beneficios para aportar mejoras en la calidad de vida en un contexto de imprescindible reto ante el cambio climático y necesidad de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas. El primero lo impartió en una sesión organizada en Polonia por la Asociación Polaca de Construcción Ecológica, y el segundo con la colaboración de la empresa alicantina de software Cype.
La necesidad humana de habitar la naturaleza
Entre las ventajas para el hábitat, cabe resaltar, como enfatiza Fernando Hidalgo, “el aporte de oxígeno creando zonas verdes que apoyan el desarrollo de biodiversidad en los entornos urbanos, mejorando la absorción de gases de efecto invernadero, y el paisajismo de la ciudad aprovechando espacios que de otro modo no se pueden utilizar, así como la integración naturaleza-ciudad con un sistema híbrido constructivo que aloja a seres vivos como las plantas”.
Todo ello conecta con la denominada necesidad biofílica del ser humano: el anhelo físico y mental de estar en contacto con la naturaleza. Se refleja positivamente en los niveles de dopamina, serotonina y oxitocina. Por ello hay expertos en gestión de recursos humanos que aconsejan ajardinar los entornos del lugar de trabajo porque mejora el rendimiento.
Los principales clientes de Terapia Urbana implantan esos jardines verticales en edificios de oficinas, hoteles, centros comerciales, conjuntos residenciales. Ahora están de moda, “incluso nos piden hacer algunos que sean de plástico, pero nos negamos porque eso no está alineado con nuestros criterios y valores. Además, preferimos centrarnos en desarrollar un número reducido de productos, y crecer como una empresa súper especializada, que compite por calidad y no por precio. También hacemos consultoría de proyectos, siempre orientada a la integración de la naturaleza desde la innovación. No hacemos el típico proyecto de paisajismo para una urbanización”.