Fuente: ATQ Magazine y Jardines sin Fronteras
Por Juan Manuel Ruiz Cobos
Tras la publicación de mi último artículo en la revista ATQ Magazine, centrado en la Robinia pseudoacacia, recibí varias correcciones por parte de vecinos y conocidos. Ellos insistían en que la Robinia Sp. no era una «acacia» verdadera, ya que asociaban este nombre con otro tipo de árbol. Esta confusión es común, pues al menos tres o cuatro géneros de plantas reciben el nombre vernáculo de «acacia»: Acacia dealbata, Acacia cyanophylla, Acacia negra o Gleditsia, y la mencionada Robinia pseudoacacia, entre otros.
El problema de los nombres comunes de las plantas radica en que pueden variar ampliamente según la región geográfica, las razones culturales o etnográficas, entre otros factores. Sin embargo, el nombre científico de una planta es el único que aporta claridad y orden en este caos de denominaciones populares, evitando así la confusión que surge cuando un mismo nombre común se aplica a especies diferentes.
En esta ocasión, les hablaré de otro árbol que, aunque a veces también es llamado comúnmente «acacia», de forma inapelable es una Gleditsia triacanthos. Exploraremos sus características, usos y por qué es importante utilizar su nombre científico para evitar malentendidos.
La Gleditsia triacanthos, conocida como acacia de tres espinas, es un árbol que ha sido introducido y naturalizado en diversas regiones de España, incluida Andalucía. Este ejemplar, presente en nuestro paseo real y otros lugares de la Ciudad poco visibilizados, está aquejado de muchas patologías propias de la edad y el trato. A pesar de esto, sigue ofreciendo numerosos servicios ecosistémicos. Ha estado con anclajes dinámicos e incluso fijos, que lo mantuvieron en alguna que otra ocasión de salir muy mal parado. Sus consecuencias aún se pueden distinguir así como las ganas de vivir y, de ser nicho ecológico para una riquísima biodiversidad que también ofrece.
Introducida en España desde el centro y este de Norteamérica como árbol ornamental y para la producción de madera en algún momento durante el siglo XVIII o XIX, la Gleditsia triacanthos ha mostrado una notable capacidad para adaptarse a diferentes tipos de suelos y condiciones climáticas, lo cual ha permitido su expansión en varias regiones, incluida Andalucía. Es común encontrarla en parques y jardines debido a su atractivo follaje y su capacidad para proporcionar sombra. Su alta resistencia a la sequía y su adaptabilidad a suelos pobres también han sido factores importantes para su integración en bioclimas continentales del interior andaluz, como es el caso de Antequera.
De su fisiología, no son sus flores de color verde amarillento precisamente un objeto de interés, pues son pequeñas y poco llamativas, pero sus frutos, que son vainas largas y retorcidas, pueden medir hasta 30 cm de longitud. Estas vainas, aunque no comestibles para los humanos, han tenido cierto interés en ganadería, pues representan una fuente de alimento especialmente útil durante épocas de escasez. Vacas y caballos consumen estas vainas, aprovechando su alto contenido de carbohidratos y proteínas. Su follaje con apariencia al de los helechos comparece en la época otoñal con un inusitado y llamativo amarillo, que contrasta en los ejemplares más productivos con el verde y cambiante color hacia el chocolate, que van adquiriendo las vainas. Estas, en la desnudez de la sinuosa estructura, se convierten en días de brisa en un cálido sonajero. En nuestro ejemplar, la ausencia de compañía le otorga una singularidad que lo hace destacar en el paseo. Ni las espinas ni la copiosa fructificación resultan molestas, dado que es el único de su especie entre los once géneros que adornan el salón. Su soledad le confiere una nobleza y una presencia única, convirtiéndolo en un guardián solitario que se erige con dignidad en el seno del Paseo.
La característica distintiva de Gleditsia triacanthos son sus grandes espinas ramificadas que pueden crecer en el tronco y las ramas principales, creando una defensa natural formidable contra herbívoros. Estas espinas pueden llegar a crecer hasta 20 cm y eran utilizadas por los nativos americanos para hacer agujas y otras herramientas. No solo son largas y ramificadas, sino que a menudo se encuentran agrupadas en conjuntos de tres, de ahí el nombre «triacanthos». La disposición de las espinas es tal que algunas de ellas crecen de manera perpendicular al tronco o las ramas, mientras que otras pueden estar ligeramente inclinadas o ramificadas, formando una estructura compleja y resistente, que resulta bastante impresionante.
Entre sus importantes beneficios ecosistémicos, puedo reseñar los relativos al control de erosión y su duradera y robusta madera. A su vez, entre las leguminosas, es hábil para fijar nitrógeno en el suelo, mejorando su fertilidad. Sin embargo, su alta capacidad de germinación puede hacer que sea considerada en determinados territorios como especie invasora.
Y volviendo a la casuística de las denominaciones de las acacias, aunque Gleditsia triacanthos se conoce comúnmente como acacia negra, no debe confundirse con las verdaderas acacias del género Acacia. Las verdaderas acacias, como Acacia dealbata (mimosa), de la que trataré en sucesivas apariciones, tienen usos y características diferentes. Esta sería una concisa comparación de los géneros:
Característica | Gleditsia triacanthos | Robinia pseudoacacia | Acacia dealbata |
Nombre común | Acacia negra, algarrobo de tres espinas | Falsa acacia, robinia | Mimosa, acacia de plata |
Familia | Fabaceae | Fabaceae | Fabaceae |
Origen | Norteamérica | Norteamérica | Australia |
Altura | 20-30 metros | 12-25 metros | 10-12 metros |
Hojas | Compuestas, pinnadas o bipinnadas | Compuestas, pinnadas | Bipinnadas, verde plateado |
Flores | Pequeñas, blancas a amarillo verdoso | Blancas, fragantes | Amarillas, globulares |
Frutos | Vainas largas y retorcidas | Vainas planas y marrones | Vainas lineares, marrones |
Espinas | Ramificadas y grandes | Cortas y rectas | Generalmente no tiene espinas |
Usos | Ornamental, control de erosión, madera | Ornamental, madera, control de erosión | Ornamental, flor cortada, control de erosión |
Adaptabilidad | Resistente a la sequía y suelos pobres, invasora | Resistente a la sequía, fijadora de nitrógeno, invasora | Prefiere climas cálidos, suelos bien drenados, invasora |
Y por si éramos poco… Me parece interesante apuntar que la Gleditsia triacanthos, es conocida en otras latitudes como «langosta de miel», un árbol que ha aparecido en textos históricos desde tiempos antiguos, incluyendo menciones indirectas en relatos bíblicos. Aunque no se menciona explícitamente en la Biblia, su nombre común ha llevado a confusiones interesantes a lo largo de la historia. Una de las más notables es la creencia de que este árbol era la fuente de alimento de Juan el Bautista.
En los evangelios, se describe que Juan el Bautista se alimentaba de «langostas y miel silvestre» (Mateo 3:4). La palabra «langostas» aquí se refiere a los insectos, no a las vainas del árbol de langosta de miel. Sin embargo, la similitud de nombres y la dulzura de las vainas de la Gleditsia triacanthos llevaron a algunos a creer erróneamente que estas vainas eran parte de su dieta.
Además, la Gleditsia triacanthos a menudo se confunde con el algarrobo (Ceratonia siliqua), cuyas semillas son conocidas por su dulzura y su uso histórico como alimento. Esta confusión se debe a las propiedades comestibles de las vainas de ambos árboles y su apariencia similar. La semilla del algarrobo, también llamada «algarroba», se ha utilizado desde la antigüedad en la alimentación humana y animal, y comparte la dulzura característica de las vainas de la langosta de miel.
Salud y feliz estío.
Juan Manuel Ruiz Cobos es un experto en Jardinería con más de 30 años de experiencia en el diseño, creación y mantenimiento de espacios verdes urbanos. Director técnico de Jardines de Icaria y presidente de la Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza. Ávido de conocimientos y actualización de técnicas tiene una extraordinaria formación en Infraestructuras Verdes Urbanas. Apasionado de la lectura y de Antequera, de su historia y de su desarrollo como ciudad, de sus costumbres y de su patrimonio cultural, artístico, paisajístico y gastronómico. Gran conocedor, amante y defensor de su pueblo, al que lleva siempre donde quiera que vaya.
Foto: Raúl Pérez