Fuente: Los Árboles Mágicos
A lo largo de la historia, los seres humanos han disfrutado de la sombra de los árboles y su efecto natural de enfriamiento. Los árboles mitigan los extremos térmicos del entorno urbanizado con mayor eficacia que el aire acondicionado. Los bosques urbanos también podrían, potencialmente, reducir la vulnerabilidad de las ciudades al cambio climático. Esto tiene claras implicaciones para las políticas de urbanización que, de otro modo, podrían alentar una repoblación urbana, es decir, una alta densidad de viviendas y la consiguiente reducción potencial o la pérdida de áreas verdes. A medida que aumentan las temperaturas debido al cambio climático, las áreas verdes pueden llegar a ser cada vez más importantes, especialmente por sus efectos directos de mejoramiento de los microclimas urbanos y su potencial para disminuir el consumo de energía en la ciudad por el sombreado y el enfriamiento. Al mismo tiempo, los bosques y árboles urbanos, como pilares de la infraestructura verde, contribuyen sustancialmente a reducir el efecto de “isla de calor” urbano.
Nuestro llamamiento:
• Monitoreo periódico del efecto de isla de calor para la planificación
estratégica de los bosques urbanos, a fin de reducir los extremos
térmicos de las ciudades;
• Diseño integrado y cogestión de la infraestructura verde y gris de las
ciudades, manteniendo/mejorando la cubierta de dosel en toda la
ciudad para maximizar el confort.
• Soluciones basadas en la naturaleza para la regulación térmica (calor y
frío) de las ciudades, con el fin de mejorar la calidad de vida y reducir el
consumo de energía;
• Directrices técnicas sobre la forma de planificar, diseñar y manejar los
bosques y árboles urbanos para reducir el efecto de isla de calor;
• Recursos financieros para la creación y el manejo sostenible de los
bosques urbanos y otra infraestructura verde con miras a la mitigación
y adaptación al cambio climático.