A sólo 30 km. de Sevilla, y sobre la última cota de importancia de los Alcores a 235 m. de Altitud, dominando la dilatada Vega del Corbones, está la ciudad de Carmona.
La fertilidad de la zona y la fácil defensa del cabezo sobre el que se asienta la ciudad, hizo de Carmona un núcleo de población importante de todos los tiempos. Sus orígenes se remontan al Neolítico, habiéndose encontrado en sus alrededores ricos yacimientos prehistóricos. Ciudad ibérica -uno de sus reyezuelos tuvo una muy activa participación en la segunda guerra púnica (218-202 a.C.)-, fue intensamente romanizada, llegando a tener el privilegio de acuñar moneda.
Por Carmona pasaba la Vía Augusta, usada y conocida durante la Edad Media con el nombre de El Arrecife, y de la que se conservan algunos restos y un puente. La ciudad actual reproduce, con ligeras variantes, el plano urbanístico romano. Fue, sin duda, este período uno de los más brillantes de la historia de Carmona. Sus huellas son perceptibles aún hoy. Las dos puertas principales del recinto amurallado (las de Sevilla y de Córdoba) son romanas.
Cuenta con numerosos espacios verdes entre los que destacan la Alameda Alfonso XIII, el parque del Almendral, el parque Cuidad de los niños o el Paseo del Estatuto entre otros y espacios de interés paisajístico como la Puerta de Córdoba, el parque Almendral, la Cueva de la Batida o el Parque Diocleciano.