Se puede crear internet del bosque (IOF) para la vigilancia ecológica de las zonas verdes y una red de pequeñas centrales eléctricas.
Fuente: Los Árboles Mágicos
Alexander Altenkov explora el potencial de generación de electricidad a partir de los repetidos movimientos oscilatorios de las ramas de los árboles.
El artista y diseñador residente en Moscú, Alexander Altenkov, ha compartido los resultados de un estudio que explora el potencial de generar electricidad mediante los movimientos oscilatorios repetitivos de las ramas de los árboles.
Inspirado en los continuos flujos de energía que se encuentran en la naturaleza, el proyecto de Anemokinetics ofrece una forma alternativa de aprovechar las transformaciones energéticas que se producen en nuestro entorno natural. Este prototipo particular que se muestra está diseñado para usar los árboles y los movimientos de sus ramas.
La primera etapa del proyecto de Altenkov consistió en un análisis detallado de cómo se mueven las ramas de los árboles. Incluyó el seguimiento de las fluctuaciones de las ramas con el fin de identificar la desviación media con respecto a la posición inicial de la rama. Como resultado, se encontró que dependiendo del tipo de rama, la altura y la velocidad del viento, las fluctuaciones pueden variar de 1 a 45 cm.
Se llevaron a cabo otros trabajos para desarrollar un mecanismo capaz de convertir estos movimientos en electricidad. Para ello se decidió usar el método piezoeléctrico de generación de electricidad. El mecanismo desarrollado consiste en un disco piezoeléctrico fijado entre la parte móvil, que es la varilla, y el elemento estático, que es la fijación de la rama. Así, se genera electricidad debido a la deformación del disco piezoeléctrico, que se produce como resultado de las oscilaciones de la varilla fijada a él.
La carga eléctrica se genera por el flujo del viento, o la actividad animal local, que crea movimientos oscilatorios de la rama. Estos movimientos se caracterizan por posiciones extremas superiores e inferiores de la trayectoria de movimiento de la rama, hasta la cual comienza a moverse en sentido contrario. Luego, debido a la flexibilidad del disco piezoeléctrico al que está sujeta la varilla, la inercia se produce en el punto más alejado de la varilla y, multiplicada por el momento de fuerza, deforma el disco piezoeléctrico, lo que da lugar a la aparición de una carga eléctrica. Finalmente, esta carga, al pasar por el circuito eléctrico, se estabiliza y se vuelve adecuada para alimentar los componentes eléctricos.
Durante el desarrollo del prototipo, el circuito eléctrico y las pruebas de campo, se obtuvo el resultado de que cada ciclo del movimiento de la rama genera una carga igual a 3,6 voltios con una corriente de 0,1 amperios y una duración de 200 milisegundos.
Altenkov propone que la electricidad generada podría usarse para la navegación fuera de la red en espacios urbanizados donde la naturaleza ha tomado el control. Estas zonas cubiertas y salvajes, como parques, jardines y patios mal mantenidos, podrían ser iluminadas. Sin embargo, el prototipo de Altenkov no se limita a la navegación, ya que propone que la gama de posibles aplicaciones depende del número de mecanismos “anemocinéticos”. Por ejemplo, varios mecanismos pueden alimentar los sensores creando una internet de bosque (IOF) para la vigilancia ecológica de las zonas verdes, mientras que docenas de mecanismos pueden crear una red de pequeñas centrales eléctricas.