La Asociación concluye que es un hecho de intrusismo técnico y define el informe realizado como “sin rigor y con gran desconocimiento de los métodos de valoración del arbolado”.
Desde nuestra visión como entidad profesional, la pérdida de biodiversidad y de ejemplares arbóreos que prestan servicios activamente a un medio urbano, es una tragedia. Si además esta se hace contraviniendo la normativa, faltando al sentido común y añadiendo además que la decisión estaba tomada y el informe remitido se ha realizado a posteriori, el asunto ya adquiere una vertiente que desde luego a nosotros no nos atañe y que preferimos que sea la administración competente quien dilucide y, en última instancia, la propia ciudadanía ante sus representantes. No obstante, sí hemos de apuntar y clarificar determinados aspectos, por verse afectados los intereses de nuestros socios y a su vez, menoscabar y despreciar el buen hacer de los profesionales dedicados con seriedad y pericia a este honorable acto de gestionar el árbol urbano.
Con la debida lealtad, cursamos en su día y entendemos que en plazo suficiente, solicitud en la que requeríamos información sobre los planes municipales para un espacio arbolado declarado BIC y en el que, a tenor de la escasa información que se tenía, todo apuntaba a un denodado interés municipal en el apeo de ejemplares sin mediar en ello una pauta merecida, cuando además hablamos de unos ejemplares que podrían estar prestando unos servicios ecosistémicos valiosísimos y en un espacio que cuenta con una protección jurídica. Nuestra personación, lo evidenció y de ello, la rápida reacción política y administrativa para corregir el desatino a que se apuntaba. Lo celebramos sinceramente y ojalá hubiera sido para bien, tanto en un sentido positivo para la tala de cuantos ejemplares hubieran dilucidado los técnicos, como para los que no. Lo que es irrefutable, es que una vez que este se solicitó para que estuviera realizado por personas con la debida cualificación y competencia, las acciones una tras de otra, no dejaron de alarmarnos para así finalizar con una comunicación ya extemporánea con la que evitar cualquier tipo de reacción y, un informe que para la propiedad ha sido adoptado como un triunfo, amparado en una negligencia ad hoc sin el menor rigor y del que una vez consultados algunos de los mejores arboristas del país, el sonrojo es además de mayúsculo, vergonzoso por las cuestiones que reseñan.
- Ajenos a la decisión que puedan adoptar los Sres. Passola y Puerta en relación a la utilización de su buen nombre, como socios numerarios de nuestra asociación, afeamos a los firmantes el desleal y negligente gesto, algo a lo que estamos a expensas de indicaciones de los afectados, pues sin ser conocedores de la materia que se iba a exponer en el referido documento, jamás se les había confiado conclusiones o información alguna que llevase a apoyar la misma y menos aun con una comparecencia sin autorizar.
- De un “informe de arbolado y evaluación de riesgo” cabe esperar un rigor mínimo que contemple una redacción fluida, clara y coherente, que no deje de emplear correctamente la terminología propia del oficio con congruencia en las argumentaciones, que han de venir apoyadas a su vez, en la capacidad de análisis, síntesis, reflexión y comparación. Nada parecido al contenido, donde el desorden y el caos es muy evidente. Es cuanto menos sorprendente la incidencia al comprobar que la práctica totalidad de los nombres científicos de los ejemplares evaluados están mal escritos.
- Se dice que “se va a realizar una valoración del estado del conjunto y el patrimonio vegetal”, sin que se haya podido encontrar en el propio documento.
- El uso de expresiones como son “crecimientos erráticos” o “el efecto tubo”, sin que éstos sean descritos, la “utilización de instrumental de inspección para la identificación del defecto”, cuando el instrumental se utiliza para cuantificar el nivel de afección que un determinado defecto puede causar sobre la estructura, pues la identificación se realiza mediante la VTA, o que las únicas gráficas de testificación instrumental que se proporcionan se encuentran sin analizar, hace de un sumatorio que expone un un gran desconocimiento de los métodos de valoración, así en todo, el documento está muy alejado de lo que debe ser un informe técnico.
- En ningún momento se habla de biomecánica o se analiza, incluso llegando a hablar de la importancia del viento, no se repara en su análisis (posición de los árboles, altura, densidad foliar o geometría de la copa, por ejemplo); tan solo se expone una Rosa de los Vientos, con fuerzas de empuje de 30 – 35 Km/h, lo que no supone en ningún caso viento excesivo y menos con las alturas medias que presentan los árboles.
- Argumentar inusitadamente con la objetividad que se hace a lo largo del documento, desacredita y malogra al espacio profesional, recursos cómo este en el “INFORME DE LAS ACTUACIONES RECOMENDADAS EN 9 EJEMPLARES”, como “Notas de interés”, está fuera de lugar, y puede parecer que dichas expresiones responden a un interés determinado. Un informe debe ser riguroso y basarse en criterios técnicos y científicos, sin emitir opiniones, algo que queda patente en muchas de las actuaciones propuestas de tala. Léase, además, la justificación de una serie de talas en las que no se tiene la menor información del estado del arbolado (o proporcionada por la parte inmiscuida, siendo en este caso juez y parte), sin duda, parece más un encargo, un trabajo hecho a medida. ¿Cuántos informes de estas características han realizado y para qué administraciones? ¿Qué tipos de ensayo se han realizado, en qué ejemplares, qué resultados han lanzado?
- Rellenar y ampliar la longitud del texto sin afirmaciones concisas o argumentadas es un continuo en la totalidad del documento, tan solo hay que ojear las 13 páginas dedicadas a la “METODOLOGÍA PARA RELLENAR LAS FICHAS”, donde la descripción de los campos queda sin definir y es completamente redundante.
Es muy triste tener que recurrir a un profesional e incluso a un docente para instrumentar un objeto subjetivo, que no hace más que menoscabar y apremiar una situación ambiental muy sensible en un espacio geográfico que, como todo el andaluz, acaba de salir de un verano en el que todos los registros conocidos han sido devorados por un calor que sumó más defunciones que nunca.
Nuestra indignación y queja la hacemos patente ante quienes tienen la responsabilidad de hacer que la calidad ambiental, en seguridad, sea una norma más del quehacer gestor de la administración pública, en ello, la salud del arbolado activo y en servicio, es fundamental a los tiempos que vivimos y vendrán. Para ello, contar con profesionales de experiencia contrastada y fiable, es primordial, lo acaecido lamentablemente, lo podemos nominar como un hecho más de intrusismo, pues para lo redactado, muchos indocumentados podrían sumar iguales líneas.